Entre la tarde que se obstina
Y la noche que se acumula
Hay la mirada de una niña.
Deja el cuaderno y la escritura.
Todo su ser dos ojos fijos.
En la pared la luz se anula.
¿Mira su fin o su principio?
Ella dirá que no ve nada.
Es transparente el infinito.
Nunca sabrá lo que miraba.
Octavio Paz
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